Depositar la mercancía en lugares poco
planeados resulta caótico y suma al plan mucho más trabajo del originalmente
contemplado. En cambio, mantener en buen estado los lugares estratégicos y
tener una organización adecuada es útil y benéfico siempre. Sin embargo, cuando
se dispone de espacios demasiado pequeños o cerrados, puede ser especialmente
difícil mantener la mercancía en buen estado, aún contando con un plan
minucioso y organizado.
Si te enfrentas a este problema, te
decimos cómo puedes organizar el inventario para mantener cada pieza en buen
estado, y optimizar al máximo el espacio disponible:
Seguridad e higiene: Antes de ingresar los
productos al lugar de almacenamiento, debes asegurarte de que dicho espacio
cuente con la seguridad y vigilancia necesarias para preservarlos, así como con
las características de resguardo fundamentales, en el caso de mercancía
perecedera o que simplemente requiere mantenerse en condiciones especiales de
temperatura o iluminación. También es importante no apilar productos sobre
otros ya acomodados (a menos que se indique lo contrario, o bien, sus propias
características lo permitan y se tenga la necesidad de hacerlo), principalmente
en el manejo de mercancía de carácter frágil.
Control y seguimiento: Llevar un control
sistematizado de lo que sucede en el almacén es primordial para no perder de
vista la ubicación de tu mercancía, tanto si ésta ingresa por primera vez al
almacén, si se trata de un reabastecimiento o simplemente al momento de
despacharla. Además, al llevar a cabo el control y el seguimiento adecuado,
estarás conociendo a la perfección cada uno de tus productos y así, brindarle
una mejor atención al cliente o consumidor, incluso, obteniendo datos que te permitan
predecir y anticiparte a sus necesidades. Puedes comenzar con etiquetados
prácticos o categorizados.
Checa la temperatura: Como dijimos
anteriormente, algunos productos requieren un clima especial para mantenerse en
buen estado. Si has identificado que alguna parte o la totalidad de la
mercancía que manejas requiere de una temperatura específica para conservarse,
verifica que el lugar en el que la mantienes esté en condiciones óptimas para
evitar defectos como la expiración o la descomposición. El mejor cuidado está
en los pequeños detalles, por lo que también debes asegurarte de realizar el
mantenimiento preventivo de tus sistemas de refrigeración, calefacción y
ventilación, así como estar preparado para resolver posibles averías en poco
tiempo.
Inspecciona: Para asegurar que tus
productos se mantengan en un estado óptimo, realiza inspecciones antes, durante
y después de que los productos lleguen y permanezcan dentro de tu bodega o
almacén. Verificar e inspeccionar el estado en el que se encuentra la mercancía
antes de ingresar, te permitirá identificar el estado real en el que lo
recibes, ahorrando tiempo, dudas y problemas de mantenimiento en el futuro.
Señaliza: La señalización en el almacén
además de ser una cuestión básica y reglamentaria, resulta de mucha ayuda, pues
te permite identificar qué tipo de mercancía está en determinado lugar, y sobre
todo, saber qué tipo de cuidados y manejo requerirá a la hora de disponer de
ella, por ejemplo, según su peso, fragilidad o temperatura.
Capacitación: El resguardo y adecuado
manejo de los productos es impensable sin la intervención de los operarios o
colaboradores a tu cargo. Por ello, una parte fundamental del cuidado de la
mercancía es la capacitación de las personas que pasan más tiempo con ella.
Evita riesgos: Tener una segunda opción
para cualquier situación es un plan inteligente, procura tener un plan B de
seguridad siempre. Los imprevistos y los accidentes suceden, pero esto no
quiere decir que tengan que tomarte por sorpresa. Inspecciona tus equipos de
seguridad, estantes y montacargas. Esto asegurará la integridad de tus
empleados (quienes estarán previamente capacitados), al mismo tiempo que
aseguras tu mercancía ante cualquier contingencia.
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