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Los consultorios y clínicas móviles
representan un recurso de atención médica sumamente valioso frente a
emergencias como desastres naturales, y por supuesto, al COVID-19, que los
sistemas de salud de muchos países alrededor del mundo, incluido México, siguen
sin explotar como deberían.
Incluso en los Estados Unidos, país
referencia para muchas de las medidas que se emprenden en nuestro país y en el
resto de América, aunque la atención médica móvil juega un importante papel y
permite abarcar un gran número de pacientes, así como alcanzar comunidades
lejanas para los grandes complejos médicos, sigue siendo poco apreciada.
La reciente pandemia ha extralimitado el
acceso a la atención médica, haciendo que poco a poco, el establecimiento de
consultorios móviles cobre además de un mayor reconocimiento, una gran
relevancia.
En un contexto de infraestructura
sanitaria colapsada, dañada o inadecuada como el actual, los consultorios
médicos temporales llenan los vacíos en la red de seguridad de la atención de
la salud y llegan a las poblaciones desatendidas desde el punto de vista social
y económico.
Aunque durante las últimas semanas los
medios de comunicación han difundido alentadoras noticias sobre los resultados
positivos y alta efectividad de al menos un par de las vacunas que se
encuentran en fase de desarrollo para frenar al COVID-19, su liberación a los
mercados y a los sistemas de salud a nivel mundial aún parece lejana, y
ocurrirá en el mejor de los casos, a mediano plazo.
Mientras tanto, desafortunadamente, los
rebrotes, la alza de contagios, el incremento de las cadenas de transmisión y
las sociedades que buscan reactivar la economía para hacer subsistir miles de
empleos y con ello, sustentar a igual número de familias, permanecen a la orden
del día, dejando entrever que, al menos hasta ahora, la presentación de una
segunda ola pandémica es, al parecer, inminente.
Probablemente, la instalación de consultorios médicos
temporales no podría ser capaz de erradicar por completo los contagios; sin
embargo, contar con atención y tratamiento oportunos sí pueden detectar a
tiempo nuevos casos, facilitando cortar las cadenas de transmisión y al mismo
tiempo, salvando muchas vidas, por lo que frente a un escenario que pronostica
la prevalencia del COVID-19, instalar cada vez más consultorios equipados con
suministros y con médicos que puedan contribuir a aminorar sus estragos, parece
ser una gran decisión.
Además de la evidente facilidad para trasladarse y
acceder a comunidades alejadas de los grandes centros clínicos, los
consultorios médicos móviles aportan a los sistemas de salud una enorme
contribución económica, ya que no requieren construir desde cero en cada lugar
en el que se establecen temporalmente, sino que pueden trasladarse junto con
todo su equipamiento, particularmente cuando se establecen con base en la
adaptación de contenedores marítimos de carga, e incluso, de casas móviles.
Como vemos, sus beneficios son múltiples, evidentes y tangibles,
por lo que los consultorios médicos temporales además de ser bien vistos por la
sociedad, deberían, desde ya, estimarse como un auxiliar de enorme eficacia y
relevancia para abordar crisis de salud como la actual, del COVID-19, y para
que los sistemas sanitarios estén preparados para enfrentarse a otras similares
en el futuro.
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